En Invierno profundo (Winter’s Bone, EUA, 2010), segundo exitoso largometraje de Debra Granik, la madura y tenaz adolescente Ree (Jennifer Lawrence magnífica) debe resolver el misterio de la desaparición de su padre antes de que el agente de fianzas les quite la casa donde vive con sus dos hermanos menores, dado que para no perderla, su padre debe presentarse a juicio o en su defecto, muerto.
Winter’s Bone transita los caminos de una ficción calculadísima, de control total y superior por una Granik que conoce muy bien los códigos y las convenciones del film-noir, sus escenarios escabrosos y la galería de sus personajes dañados, sus pulsiones violentas y sus ambientes decadentes (teniendo como estupendo fondo la lumpenmiseria que pulula en la región montañosa de los Ozarks en Missouri), donde la pobreza jamás se trata miserabilísticamente como un obstáculo a vencer para la elaboración del cuento de hadas-relato edificante, sino como un hecho más, el perfecto paisaje para el surgimiento de este portentoso neo-noir campirano.
Winter’s Bone acumula el bien logrado suspenso a contracorriente de su ritmo más bien moroso, pausado, a imagen y semejanza de la vida agreste que viven sus personajes en el exacto opuesto del anti-suspenso incrustado en el vértigo análogo (nunca en verdad digital) de las vidas de los nerds y los millonarios estudiantes de Harvard de La red social de David Fincher, haciéndolo estallar en la exploración de cierto estanque-descenso a los infiernos que puede resolver el misterio crucial de la cinta o no.
Y Winter’s Bone consolida un magnífico cine en femenino plagado de verdades emocionales (“La verdad son las cosas como son, como han de ser y como serán”), con una heroína única e irrepetible, Ree-detective ocasional, Ree-salvadora de su hogar y protectora del mismo cual fiera, Ree-madre y por asociación padre sustituto también, con la fuerza abrasante de uno de los personajes femeninos más enormes que haya dado Hollywood al cine contemporáneo mundial.
Winter’s Bone transita los caminos de una ficción calculadísima, de control total y superior por una Granik que conoce muy bien los códigos y las convenciones del film-noir, sus escenarios escabrosos y la galería de sus personajes dañados, sus pulsiones violentas y sus ambientes decadentes (teniendo como estupendo fondo la lumpenmiseria que pulula en la región montañosa de los Ozarks en Missouri), donde la pobreza jamás se trata miserabilísticamente como un obstáculo a vencer para la elaboración del cuento de hadas-relato edificante, sino como un hecho más, el perfecto paisaje para el surgimiento de este portentoso neo-noir campirano.
Winter’s Bone acumula el bien logrado suspenso a contracorriente de su ritmo más bien moroso, pausado, a imagen y semejanza de la vida agreste que viven sus personajes en el exacto opuesto del anti-suspenso incrustado en el vértigo análogo (nunca en verdad digital) de las vidas de los nerds y los millonarios estudiantes de Harvard de La red social de David Fincher, haciéndolo estallar en la exploración de cierto estanque-descenso a los infiernos que puede resolver el misterio crucial de la cinta o no.
Y Winter’s Bone consolida un magnífico cine en femenino plagado de verdades emocionales (“La verdad son las cosas como son, como han de ser y como serán”), con una heroína única e irrepetible, Ree-detective ocasional, Ree-salvadora de su hogar y protectora del mismo cual fiera, Ree-madre y por asociación padre sustituto también, con la fuerza abrasante de uno de los personajes femeninos más enormes que haya dado Hollywood al cine contemporáneo mundial.
3 comentarios:
No la he visto aún...pero es bueno leerte de nuevo. Saludos!!
Me encanta el cine. También quiero aprender a hacer crítica de cine. Saludos.
Es de las pocas cosas que he visto este año que me han gustado bastante. Se siente bastante honesta, además de que el manejo de ritmo y atmósferas tiene excelente manufactura.
Damn... tengo rato que no pasaba por aquí. ¡Saludos!
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