ENFRENTAMIENTOS
La escena inicial es brillante. Una fiesta medio hippiosa, medio fresona cerca de la playa y la rubia de rigor, entre babas y cachondona, se dirige hacia el mar, despojándose generosamente de sus ropas. Un tipo la sigue, jadeando y con dificultades, probablemente causadas por la ingesta de alcohol y enervantes. Y así nada más, la rubia quedará sumergida en la orilla del mar, presa mortal de los aterradores acordes de la partitura de John Williams (en su modalidad áspera y oscura) y de las fauces asesinas de una criatura marina que la devorará, criatura genialmente inmostrable, al menos durante la primera hora del filme.
El tercer largometraje de Steven Spielberg, Tiburón (Jaws, EUA, 1975), es un ejercicio malsano e inclemente de acumulación y liberación de tensión narrativa al borde del más apabullante virtuosismo, un híbrido de cine de aventuras y de terror de matiné que nunca oculta sus ambiciones literarias, un tratado sobre los alcances y el poder del Enfrentamiento, un disparejo thriller demasiado genial y maduro en su primera parte y un tanto desfachatado en su segunda.
Parte de la tensión generada en la película vendrá de los sucesivos enfrentamientos que tendrán lugar en ella. Primero, es el enfrentamiento entre los intereses políticos supeditados a la ganancia económica (“¡Es que no podemos cerrar las playas! ¡Es 4 de julio!”), en lugar de velar por el bienestar físico de los habitantes de la isla. Posteriormente, se vuelve un enfrentamiento entre la estupidez (“Ni crea que va a realizar la autopsia a este pecezote, ¡éste es el que buscamos!”) y la inteligencia. Y finaliza como un enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza, donde se hace más patente la inspiración literaria de la película y de la novela de la cual se adaptó.
Hay una virtud innegable en el hecho de no mostrar al monstruo durante la primera hora. El joven e impetuoso Spielberg se puede concentrar en los movimientos de cámara, en ese montaje obsesivamente perfecto trabajado como relojero, en saber el momento más adecuado en que los acordes legendarios de John Williams (mucho antes de que descendiera a lo peor de su sacarinoso cursilirismo), alcanzando un estado sostenido de tensión inaguantable y un virtuosismo precoz. Al mostrar el monstruo durante la segunda hora todo eso se tirará a la borda, para mejor mimetizarse con el más rancio o chafiexquisito, según se prefiera, cine de serie B, excesivo y descabellado, en el que Brody le avienta un “Smile, you son of a bitch!” al pobre tiburón ultraglotón antes de hacerlo volar en mil pedazos.
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16 comentarios:
¡Una peli genial!
Tiburón es genial en todo. y bueno,tiene una dimensión sexual/machín que otro día les cuento con más calma. Pero estoy aquí por otra cosa: Paxton, me despido de cinécdoque, y aunque sé que probablemente no has visto the wire, pásele a comentar críticamente mi estancia. Yo sé que por momentos no fui santo de tu devoción, o casi siempre (no sé),pero por eso mismo me interesa tu opinión.Pásele. Usted es parte del personal de cinec y ni modo de que no digas nada. salu2!
mauricio,by the way. le doy mérito por huevuda a tu lista de lo mejor de la década, aunque discrepo casi en todo. en la uno sí concuerdo.
Paxton, aunque estoy de acuerdo en la mayoria de cosas que dices (opino que el sabor serie B de la segund hora de la cinta no cancela o jode la primera hora, sino que la complementa, la adorna), las dos cosas que mas se me quedan de tiburon son la narracion de las cicatrices (parodiada a la perfeccion en chasing amy de kevin smith), y el poder que john williams le logra dar ¡a dos notas!
Decía John Ford en alguna entrevista -y luego Orson Welles dijo que "Jack" tenía razón- que los mejores momentos de su cine habían sido gracias a la casualidad y a la improvisación. Esa primera hora que dices, Paxton, en donde no aparecer el animal de marras, se debió a que, en realidad, el tiburón mecánico que hicieron nunca llegó a funcionar bien. Por lo tanto, tuvieron que improvisar y lo ocultaron lo más posible. Gracias a esa contingencia técnica, Spielberg logró algunos de los momentos más memorables de su filmografía. ¿Suerte de (casi) principiante? Puede ser: aunque creo que la suerte sigue a la gente de talento, como a este tipo.
Esto yo no lo dije primero, lo leí por ahí, pero lo repito con un gusto enorme: Seguramente , cuando el mundo se acabe y quede sólo lo que hizo el hombre para atestiguar su paso por este lar... Lleguen los extraterrestres o lo que fueran y quieran saber qué fue el cine... Una película como esta será de las mejores para dejarlo en claro.
Así de sencillo.
Mi escena favorita para ilustrar la malsana acumulación y liberación de tensión que dices, Paxton, es donde se abre la playa por primera vez y Brody está sentado en shorts, vigilando y sus hijos se están bañando con todo mundo. Hay una sucesión de tomas/contratomas entre Brody viendo hacia el agua y lo que está viendo; las transiciones están manejadas con gente que se atraviesa en primerplano, desenfocadas y la sensación de continuidad lograda hace que la tensión nunca se rompa... hasta que estalla, con el tiburón tragándose al niño del flotador. Hasta me aprieto en el asiento de recordarla.
Tiburón siempre la he considerado una obra maestra, por lo menos es la sensación que me quedó desde la última vez que la vi (ya hace mucho tiempo). Fue la primera que vi en cine y -caprichos de uno- como no quiero arruinar esa sensación, no quiero volver a revisarla. Insisto: la secuencia inicial es perfecta, cine puro en el más puro estilo Hitchcock: apenas le estás tomando cariño a esa joven cuando -¡paas! ¡auch!¡nooo!¡duele, duele!- la naturaleza despiadada y retrogada, vía tiburón en off, castiga su alegre desenfado, de una manera técnicamente tan calculada y bien planeada inimaginable en un Spielberg posterior tan irregular y melodramático.
(Recuerdo que en una entrevista Godard señalaba que personas como Spielberg (y Lynch incluido) no eran cineatas porque al momento de filmar no saben dónde poner la cámara.
Pero Godard siempre me ha parecido un arrogante y tal vez nuca superó que Spielberg haya preferido a Truffaut y su cursilería antes que a él y su vanguardia de ombligo)
Joel - Nada más la primera parte y eso sí no te lo discuto. Jo.
Mauricio - Petición concedida.
Kolinazo - Híjole, sorry pero qué hueva la narración de las cicatrices (yo sí pestañeé un poco ahí) pero esas dos notas de John Williams en efecto son insuperables. :)
Diezmartinez - Es una gran paradoja, mi estimado. La improvisación (el hecho de no haber tenido el animal mecánico a tiempo) cede paso a un mayor control en los elementos de la película. El resultado, esa perfección visual y narrativa durante la primera hora.
Duende - Y los acordes de John Williams, por lo menos de esta película presiento que serán de agrado de los extraterrestres o lo que fuera. :)
Joel - Completamente de acuerdo. Una de mis escenas favoritas de la película también, y qué maravilla que sigue siendo tan tensa a casi un cuarto de siglo después. La película ha envejecido estupendamente bien. Es notable incluso la crueldad e incorrección política al matar a un niño en la película. ¿Cuándo se ha visto eso en el cine de Spielberg postLista de Schindler?
Ojo en la cerradura - Con el respeto que me merece el mamón de God-Art pero ahí sí debería guardar silencio, porque si hay algo que distingue a Spielberg es que precisamente, en sus momentos más brillantes, sabe dónde colocar la cámara...y cómo moverla. Saludos!
(No, yo quería que rabiaras por decir peli. Ah, qué chiste.)
Sí, sigue envejeciendo muy bien. A mí me sigue aterrando.
jajajaja, ni cuenta me dí porque eres de la banda.
Pos sí, ¿pero cuándo me has visto decir peli?
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Paxton, otro mérito para Tiburón tiene que ver con su contexto: en 1975 el cine de terror vía desastres era la norma en Hollywood; Aeropuerto, Infierno en la Torre, Terremoto... Tiburón sigue más o menos la misma estructura y el desastre es uno natural: la presencia del escualo. Ahora, te invito a que te pasees por una de las contemporáneas y verás en qué churrazos se han convertido.
Jejeje, por supuesto. Hace un par de meses traté de ver Infierno en la torre: pinchi churrazo, no pasé de la primera media hora. :S
La vi muchas veces de niño y me encantaba. Ahora tengo qué volverla a ver, mi idea de la película es un recuerdo borroso. Eso sí, uno muy bueno.
No sé si ya lo había comentado contigo, pero nunca la ví de niño. A lo mejor eso me traumó jajaja.
Aaaah! Infierno en la Torre, sí un churro, pero cómo la disfruté en pantalla gigante y una sala de cine llena a reventar (y todas esas que señala Joel).
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